“A finales del primer tercio del siglo XVII fue destruida por el pueblo una serrería de viento establecida por un holandés en las proximidades de Londres. A principios del siglo XVIII, los aserradores de agua sólo difícilmente pudieron triunfar de la resistencia popular sostenida por el Parlamento. Cuando en 1758 Everet construyó la primera máquina de esquilar lana, cien mil hombres parados por su causa la redujeron a cenizas. Cincuenta mil obreros que vivían del cardado de la lana abrumaron a peticiones al Parlamento contra las máquinas de cardar o ‘scribbling mills’, inventadas por Arkwright. La destrucción de numerosas máquinas en los distritos manufactureros ingleses durante los quince primeros años del siglo XIX, conocida con el nombre de movimiento de los Luddites, proporcionó al gobierno antijacobino de Sidmouth, al de Castlereagh y a otros parecidos, un pretexto para violencias ultrarreaccionarias.” [Karl Marx, El Capital, I, 2001]
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- Articolo pubblicato:1 Marzo 2012