“El matrimonio burgués de nuestros días es de dos clases. En los países católicos, son los padres, como antaño, los que procuran a su hijo la mujer que le falta; la consecuencia natural es que se muestra per entero la contradicción de hetairismo por parte del hombre, abundancia de adulterio da parte de la mujer. Y si la Iglesia católica ha abolido el divorcio, no habrá sido probablemente sino porque haya reconocido que contra el adulterio, como contra la muerte, no crece la hierba que cure. En los países protestantes, al contrario, es la regla que se conceda a los hijos de familias más o meno libertad para buscar mujer entre las de su clase; resulta así que un cierto grade de amor puede ser la base del matrimonio y, por convenienca, se supone que existe siempre, lo cual responde bien a la hipocresía protestante.” [F. Engels, Origen de la familia, de la propiedad privada y del Estado, 1932-33]