“En 1910 Rosa Luxemburg denunciaba ya el oportunismo de aquél que todavía era considerado como el mejor teórico de la II Internacional: Karl Kautsky. En 1915 le acusó de ser «el teórico de la confusión, que ha degradado la teoría hasta convertirla en un fiel servidor de la práctica de la dirección del Partido socialdemócrata» (8), poniendo así  de manifiesto el peligro que significaba el oportunismo para el movimiento obrero. Todos los espartaquistas insistían en la necesidad de clarificar las causas del desmoronamiento de la Internacional y de la traición de la socialdemocracia en agosto de 1914. No solamente aconsejaban a los parlamentarios socialdemócratas del ala izquierda que rechazaran los créditos militares, siguiendo con ello el ejemplo de Liebknecht en la jornada del 2 de diciembre de 1914, sino que además procuraban desplazar el poder de decisión del Parlamento a las calles. Apelaban a las masas para que pasaran a la acción, poniendo como ejemplo a Liebknecht, el cual, en la Potsdamer Platz de Berlín, el Primero de Mayo de 1916, clamaba «Abajo la guerra! Abajo el Gobierno!», por lo que fue arrestado y condenado a cuatro años de presidio. En todos estos puntos, los espartaquistas diferían radicalmente no sólo de los Mayoritarios, sino también de los Centristas. Investigando documentos a menudo inéditos (9), el historiados germano-oriental Heinz Wohlgemuth llega a la conclusión de que, entre 1915 y 1918, los dirigentes espartaquistas mantenían posiciones análogas a las de Lenin en lo referente a numerosas cuestiones, o en cualquier caso estaban muy próximos (10) – sus puntos de vista coincidían acerca del carácter de la guerra, de la necesidad de separarse de los «socialchovinistas» y de la necesidad de tomar el poder -. Sin embargo, contrariamente, Wohlgemuth no señala las divergencias que subsistían entre Lenin y los espartaquistas. En lo esencial, los dirigentes del espartaquismo denunciaban la guerra imperalista siguiendo la consigna de «guerra a la guerra», sin recoger la tesis leninista de transformar la guerra imperialista en guerra revolucionaria. Finalmente, y esto es importante, hasta fines de 1918 no quisieron separarse orgánicamente de las otras corrientes políticas opuestas a la dirección socialdemócrata. Ellos rehusaron – en líneas generales, si se exceptúan los grupos minoritarios de los Izquierdistas de Bremen y alguno otros (11) -, a constituirse en un partido, a pesar de que afirmaban su autonomía ideológica y sólo tenían sarcasmos para los métodos de la «oposición moderada». Esta última es una cuestíon que requiere ser analizada muy de cerca. En efecto, a partir de 1915 los futuros espartaquistas tomaban distancias respecto a la dirección socialdemócrata, pero poco después se distanciaban también de la oposición” (pag 13-14-15) [Gilbert Badia, ‘Rosa Luxemburg, el espartaquismo y la fundación del Partido comunista alemán’] [(in) Rosa Luxemburg, ‘La Liga Spartakus’, Barcelona, 1976] [(8) ‘Die Internationale’, reproducción facsímil, Berlín, 1965, pág. 2; (9) Cabe señalar la sistemática publicación de documentos en la República Democrática Alemana. Por ejemplo: la serie ‘Dokumente und Materialien zur Geschichte der deutschen Arbeiterbewegung’; la serie ‘Archivalische Forschungen’; la publicación de las obras completas de Franz Mehring en 15 volúmenes; la de las obras de Karl Liebknecht, actualmente en curso de publicacíon. Ediciones Dietz anuncia la próxima publicación de las obras de Rosa Luxemburg; (10) Esa es la tesis que se encuentra constantemente en sus dos obras: ‘Burgkrieg, nicht Burgfriede!’, Berlín, 1963, y ‘Die  Entstehung der KPD’, Berlín, 1968; (11) Wohlgemuth, ob. cit., págs. 218-219; en diversas partes de la obra sé indican bien las fuerzas respectivas de los espartaquistas y de los Izquierdistas de Bremen] [Lenin-Bibliographical-Materials] [LBM*]