“Para liberar a la burguesía de toda sombra de temor, hay que demostrarle clara y palpablemente que el fantasma rojo no es más que eso, un fantasma que no existe en la realidad. Pero el secreto del fantasma rojo está precisamente en el miedo de la burguesía a la inevitable lucha a vida o muerte que tiene que librarse entre ella y el proletariado, está en el temor al inevitable desenlace de la actua lucha de clases. Acabemos con la lucha de clases y la burguesía, lo mismo que “todas las personas independientes”, “no temerá marchar del brazo con el proletariado”. Pero éste será precisamente quien se quede con un palmo de narices. Por lo tanto, el partido debe demostrar con su acatamiento y humildad que la renunciado para siempre a “los despropósitos y a los excesos” que dieron pie a la promulgación de la ley contra los socialistas. Si promete voluntariamente no salirse del marco de esa ley, Bismarck y la burguesía serán naturalmente tan amables que la abolirán, pues ya no será necesaria. “Entiéndasenos bien”; nosotros no queremos “renunciar a nuestro partido ni a nuestro programa, pero consideramos que tenemos trabajo para muchos años si aplicamos todas nuestras fuerzas y todas nuestras energías a lograr ciertos objetivos inmediatos, que deben ser conseguidos por encima de todo antes de ponernos a pensar en tareas de mayor alcance”.” [Marx y Engels a A. Bebel W. Liebknecht W. Bracke y otros (Carta circular), 1879] [in Carlos Marx Federico Engels, Obras escogidas en dos tomos. Tomo II]